A la cuenta personal de la quiteña María Susana Grijalva llegó un correo electrónico con el siguiente extraño mensaje: “Estimada ingeniera, de antemano mil disculpas por ser esta la forma de contactarla, pero por seguridad, claro si acepta el acuerdo, así tendrá que ser de ahora en adelante”.

Eran las 09:54 del viernes 27 de junio de 2014. El mensaje provenía de la dirección ‘comision procesos2014’ con el asunto ‘Adjudicación Confidencial LC-0006-SECOB-2014’.

En el escrito resaltaba una propuesta: “...hemos decidido escribirle directamente para darle una mano efectiva y segura para la adjudicación del contrato en cuestión. Si está interesada en este mail, por favor dejarnos un número celular privado y seguro para contactarla y darle las condiciones del acuerdo (preferible uno que no está a su nombre). Saludos”.

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La arquitecta Grijalva, de 48 años, había sido invitada por la entonces subdirectora del Servicio de Contratación de Obras (Secob), Isabel Oyervide, para concursar, con otros dos postulantes, por un contrato de $ 153.000, para hacer los estudios y diseños del hospital de 200 camas de Daule, en Guayas. Grijalva no contestó el correo, sino que lo reenvió a una asesora del entonces director del Servicio de Contratación de Obras (Secob), Marcelo León.

“En el Secob me dijeron que estaban investigando el caso”, recordó Grijalva, quien cree que “gente de adentro del Secob” le envió ese mensaje. “Sabían mi correo electrónico, asumo que a todos les enviaron el mismo correo”, comentó a EL UNIVERSO esta arquitecta, quien no ganó el contrato.

Contratista denunció intento de soborno de parte de funcionarios del Secob.

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Desde su creación, en abril del 2011, hasta junio de este año, el Secob ha manejado $ 2.813 millones en 949 contratos de obras públicas, según una revisión de este Diario a las adjudicaciones dadas a unos 630 contratistas: empresas, consorcios y personas naturales.

Uno de ellos, un arquitecto que recibió un contrato de más de $ 2 millones para construir un colegio al sur del país, admitió que le pagó a un “contacto” el 8% del monto para recibir la obra, en el 2013, durante la gestión del primer director de la entidad, Juan Carlos Checa.

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“Previo a conseguir este contrato, yo participé no menos de diez veces, pero siempre tenía los mismos resultados: la descalificación por cualquier motivo, motivos subjetivos”, contó este contratista, quien aseguró que se quejó ante el Secob por la presencia de profesionales recién graduados en las comisiones de calificación y a quienes los rotaban cada tres o seis meses. “Ni siquiera tenía a quién reclamar”, dijo el contratista.

Yo conocí a una red que se formó alrededor de esa institución. Una vez presenté (una oferta) a través de ellos, lo único que querían era dinero, y tenían conexiones”. Contratista del Secob

Después de dos años de intentar, logró lo que quería. “Conseguí un contacto más verídico, a través de una amistad. Obviamente mi oferta cumplía, siempre mis ofertas cumplían, y en esta ocasión no me pusieron el pie y me dejaron pasar”, confesó el empresario, quien además recalcó que “por amistad” le cobraron el 8%, “porque manejaban cifras realmente estúpidas: 12%, 15%, 20%”.

No es el único arquitecto o ingeniero que admitió a este Diario los sobornos pagados para recibir los contratos del Secob. De 29 de los mayores contratistas contactados para este reportaje, 7 aceptaron los pagos indebidos y 22 se negaron a referirse a las coimas. “Por quejarnos de la situación nos fue pésimo, así que prefiero mantenerme al margen”, afirmó el gerente de una empresa que recibió casi $ 10 millones en varios contratos.

Otros constructores dijeron que temían juicios o que tenían prohibido hablar. Algunos coincidieron en que sí escucharon que unos contratistas, no ellos, pagaron un porcentaje del contrato. “Yo he oído comentarios de gente que ha tenido que dar plata, pero en mi caso, no”, dijo el representante de un consorcio que levanta puertos pesqueros en la Costa del país.

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Otro ingeniero, que construyó una UPC (Unidad de Policía Comunitaria) en el Oriente, explicó el modus operandi para el pago de los sobornos: “El funcionario puede terminar (el contrato) sin necesidad de juicio. Siempre hay eso, demora en el pago de planillas para provocar una paralización y entonces vienen los problemas: que se pasan de plazo, que no le incrementan el tiempo. Tienen herramientas para presionar. Si no es al principio es después o durante. Para que le paguen las planillas hay que hacer contribuciones”.

Para que su obra de $ 200.000 no se paralice, este ingeniero confesó que hizo tres pagos, por $ 5.000 cada uno, a funcionarios del Secob que le decían: “Yo le voy a ayudar, pero de Quito me piden; hay que colaborar”. Por eso, este contratista se justificó: “Ellos garantizan que van a pagar pronto..., y usted se pone a pensar en las deudas, en los problemas con bancos y casas comerciales... y tiene que acceder”.

Otro, en cambio, admitió haber pagado el 6% de un contrato para la construcción de tres Centros Infantiles del Buen Vivir, por $ 1 millón. “Soy parte de la Cámara de la Construcción, y como yo hay decenas de contratistas afectados, ¿usted sabe que se paga un porcentaje (por contrato)?”, preguntó este ingeniero civil, quien enumeró a este Diario y a la Contraloría los ‘siete filtros’ con quienes debía ser ‘generoso’: fiscalizador, supervisor, administrador, director zonal del Secob, financiero y dos asesores del director.

Los muchachos de las comisiones técnicas decían: ‘Me dicen que tengo que firmar esta acta para que gane el parque tal contratista’. Y le hacían ganar”. Exasesor del Secob

Otro constructor, dirigente del gremio, relató: “Desde el inicio ha sido corrupción, desde la contratación. Le dan a su amigo, el amigo tiene que dar de vuelto la coima, luego ponen a su otro amigo de fiscalizador y a ese también hay que tenerlo contento”. El dirigente incluso agregó que en ocasiones los fiscalizadores los han obligado a firmar planillas ajenas a la obra. “Le dicen: ‘Mira, esta planilla es la tuya, pero esta otra planilla, la que aumenté, es mía’. Eso es chantaje, ahora usted dígale al fiscalizador, al que le chequea su obra, no quiero”.

En marzo del 2017, un constructor que recibió $ 80 millones en contratos envió una carta al entonces presidente Rafael Correa. Ahí señaló que un director del Secob supuestamente le exigía pagos indebidos: “Es el caso que mi representada no cedió a las peticiones corruptas del entonces director del Secob, Salvador Jaramillo, quien nos amenazaba que se entregara la suma de $ 1 millón por los contratos y por las planillas pendientes de pago”.

Este Diario dejó mensajes y correos a Salvador Jaramillo y a sus hijos, pero fue en vano.

La carta, dijo el constructor, no tuvo respuesta y los contratos de dos hospitales le fueron terminados, pese a que la contratista ya había adquirido ascensores, sistemas de climatización y más equipos médicos. “Sin planificación, ingenierías y falta de pagos no se puede avanzar, no es nuestra responsabilidad. Le suplico y ruego que nos ayude”, escribió en su carta a Correa, sin lograr su objetivo.

Los sobornos también los confirmaron dos exasesores del Secob, consultados por este Diario. Ellos detallaron un sistema “de tajadas” a la hora de repartir los contratos y revelaron la existencia de oficinas de abogados que cobraban un porcentaje por usar sus influencias dentro del Secob para que se le pague la planilla al contratista.

A más del porcentaje por adjudicación, durante el proceso hay que dar ‘pequeños agradecimientos’ a los administrativos y de recepción, para que fluyan los pagos”. Contratista del Secob

“Un abogado firmaba un contrato de servicios profesionales con usted, el abogado tenía contactos en el Secob y lo hacía poner en las bases de datos para los pagos, y pagaba adentro para que le paguen”, reveló uno de los exasesores.

Estas oficinas funcionaban cerca de las tres sedes que ha tenido el Secob en Quito: la av. 10 de Agosto, junto al IESS; frente a la tribuna de los Shyris (junto a la sede de Alianza PAIS); y en el actual Secob, en la av. 10 de Agosto y Bolivia.

Este Diario recorrió las tres sedes del Secob e identificó las oficinas jurídicas quiteñas que aún negocian el cobro de planillas. Uno de los juristas abordados dijo: “Usted me dice tengo tal partida, yo por mi parte exijo el pago inmediato”.

- ¿Cuánto me costaría?

- El 10% de la planilla, ahí nos ponemos de acuerdo. Me da la documentación y yo ejecuto.

- ¿Y usted conoce a alguien en el Secob, un contacto directo?

- Está hablando con un exfuncionario (público). En Guayaquil tengo asesoría legal, dos oficinas. ¿Usted conoce a P. P. y a M. M. (políticas de AP)? Son mis amigas. Cuando tengamos más familiarización le digo con qué empresas trabajo. (I)

 

‘Tómbola’ elegía comisión técnica

Mediante una hoja de Excel, llamada ‘Software Tómbola’, se formaban las comisiones que calificaban las ofertas y elegían al ganador de un contrato. Ocurrió en la gestión de Juan Carlos Checa, entre el 2011 y 2013, según un informe de Contraloría, que reveló: “En siete ocasiones una persona que no es profesional integró las comisiones técnicas de licitación”. Incluso, se nombró a un sociólogo, sin relación con el área técnica, señaló. (I)

 

Obras pendientes: Reclamos en Milagro

Foto Jorge Guzmán

Margarita Plúa y un grupo de padres reclamaron por el abandono de la Unidad del Milenio Otto Arosemena Gómez, en Milagro. Los 2.000 alumnos del plantel están distribuidos en cuatro establecimientos lejanos. Esta obra se contrató hace dos años.

 

Obra pesquera: En Crucita se espera  por área pesquera

Foto Víctor Serrano

En rústicos mesones de madera, unos 120 trabajadores retiran las vísceras de sardinas en Crucita. Ellos piden que se termine la facilidad pesquera de Crucita, obra contratada en diciembre del 2016.

 

Terreno sin obra: Solo diseño de nuevo hospital

Foto Jorge Guzmán

Los habitantes de Daule, en Guayas, reclaman la construcción del hospital de 200 camas de ese cantón, cuyos diseños adjudicó el Secob hace cinco años, por $ 148.000. El terreno sigue vacío mientras los pacientes se atienden en un hospital básico de 21 camas.