Por Jane L. Levere

Su mercado son los ciudadanos de la tercera edad y los milénials, los que viajan por negocios y los mochileros. Además, son particularmente atractivos para los desarrolladores hoteleros, pues pueden incluir más habitaciones de huéspedes que en un hotel tradicional.

Se les conoce como microhoteles, y fueron inspirados por los hoteles japoneses tipo cápsula o nicho de hace 40 años que ofrecían alojamiento barato y pequeño a los empresarios.

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El diseño de las nuevas versiones —que, por lo general, se encuentran en ciudades caras como Nueva York, Londres y París, aunque también pueden verse en otros destinos— cuida hasta el último centímetro cuadrado, a decir de un especialista en hoteles. Sus habitaciones son pequeñas —normalmente son de la mitad del tamaño de una típica habitación de hotel urbano, o incluso más reducidas—, con muebles que a menudo son plegables o pueden guardarse, además de baños que suelen tener duchas e inodoros, pero no bañeras. Las televisiones montadas en la pared también ahorran mucho espacio.

Una habitación en el Moxy.

Sus tarifas son considerablemente más bajas que las de los hoteles urbanos tradicionales. Por ejemplo, las tarifas en los hoteles Moxy, de la marca Marriott, van desde los 159 dólares la noche en Estados Unidos.

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Con una decoración de interiores inspirada en los hoteles cápsula de Japón y las cabinas de primera clase en los aviones, los microhoteles están proliferando en todo el mundo.

Henry Harteveldt, presidente de Atmosphere Research, una empresa de investigación de viajes, dijo que el proceso de meter más habitaciones apretadas en un hotel es parecido a lo que las aerolíneas han estado haciendo para incrementar el número de asientos en una aeronave. Mencionó que, si bien las tarifas de las habitaciones en los microhoteles y los boletos de vuelos en clase económica pueden ser relativamente bajos, la cantidad de clientes potenciales los vuelve interesantes para los operadores.

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Stephani Robson, catedrática titular en la Escuela de Administración Hotelera de la Universidad Cornell, estuvo de acuerdo en que el concepto de una microhabitación de hotel “a menudo busca más bien satisfacer las necesidades de las constructoras”.

La decoración de interiores de los microhoteles está inspirada en las cabinas de primera clase de los aviones.

Pese a que el tamaño de las habitaciones de los microhoteles es “minimalista”, dijo Robson, “eso no quiere decir que no sean cómodas o elegantes. Están muy bien planificadas, y aprovechan al máximo cada centímetro cuadrado”.

Otra ventaja para los desarrolladores, dijo Mark Van Stekelenburg, director general de CBRE Hotels Advisory, es que el diseño de las habitaciones de los microhoteles hace que su limpieza y mantenimiento sean más baratos en comparación con las habitaciones más grandes y tradicionales.

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La idea de los microhoteles les atrae también a empresas como Marriott y Hilton (este presentó hace poco la marca Motto), puesto que les permite “abarcar más puntos en el mapa”, explicó Michael Bellisario, analista de alojamiento en Baird. “Cuantas más propiedades y marcas tengan en todas las ciudades”, mayores posibilidades tienen de que sus huéspedes vuelvan a elegirlos.

La idea de las habitaciones pequeñas de hotel llegó a Estados Unidos en 1989. La marca Microtel, que se dio a conocer en Rochester, Nueva York, atendía a huéspedes que buscaban calidad a un precio justo y les ofrecía habitaciones con la mitad del espacio de las de los hoteles tradicionales, pero también a la mitad del precio. Sin embargo, los expertos de la industria no consideran que Microtel, ahora propiedad de Wyndham, sea parte de la tendencia de los microhoteles debido a los estándares actuales, ya que sus habitaciones suelen ser mucho más grandes que las de los microhoteles más recientes.

En general, los microhoteles de ahora tienen habitaciones que van de los 10,6 hasta los 20,4 metros cuadrados, según la cantidad y el tamaño de las camas. Una habitación típica en un hotel urbano en Estados Unidos puede tener un tamaño entre los 23,2 y los 27,8 metros cuadrados.

El hotel Pod en Washington fue una de las primeras cadenas independientes de microhoteles, que atrae a las personas mayores y los millennials, viajeros de negocios y mochileros.

Otras grandes empresas hoteleras han desarrollado sus propias marcas: Moxy de Marriott, lanzada en 2014, ya tiene 44 hoteles en Europa, Asia y Norteamérica, y ha firmado contratos para abrir otros 96. Motto de Hilton, anunciada el otoño pasado, tiene más de una decena de proyectos en desarrollo en Europa, Estados Unidos y América del Sur.

Pese a que otra marca, Mama Shelter —desarrollada por los antiguos operadores hoteleros de Club Med—, considera que sus propiedades son hoteles boutique, sus habitaciones pueden ser de hasta 10,9 metros cuadrados. Actualmente, hay nueve hoteles Mama Shelter, y diez más están en desarrollo. Accor posee el 49 por ciento de la marca.

Hyatt adquirió su propia marca de microhotel, Tommie, cuando compró Two Roads Hospitality en octubre.

Entre las primeras marcas independientes de microhoteles estuvieron Yotel y Pod, las cuales inauguraron sus primeros hoteles en 2007.

Hoy en día, hay muchas más marcas independientes de microhoteles, entre ellas Hoxton Hotels, con sede en Londres; citizenM, con sede en los Países Bajos; Arlo en Nueva York, y el Hotel Hive, que abrió en 2017 en una antigua casa de huéspedes para trabajadores federales en Washington.

Obras de arte dentro del Moxy Chelsea, en el distrito de las flores de Manhattan.

Muchos microhoteles cuentan con vestíbulos amplios, con espacios diseñados para sentarse a pasar el rato, cenar y beber algo, y llevar a cabo reuniones de trabajo; Hive y Hoxton pronto inaugurarán espacios dedicados al trabajo colaborativo en algunos de sus hoteles.

Los vestíbulos de los microhoteles a veces exhiben obras de artistas locales, sirven bebidas y alimentos de proveedores locales afamados, y ofrecen actividades para los huéspedes y otros visitantes. Mama Shelter, por ejemplo, ofrece acceso gratuito a las mesas de futbolito y a las cabinas de fotografías y video en los vestíbulos de muchas de sus propiedades, mientras que Arlo cuenta con horas felices de desconexión digital, que son gratuitas para los huéspedes y están disponibles para los visitantes por una cuota.

Los huéspedes de los microhoteles a menudo tienen acceso a beneficios de programas de lealtad; los clientes de los hoteles Moxy, Motto, Tommie y Mama Shelter actualmente pueden o pronto podrán acceder a los beneficios de los programas de sus empresas matrices, mientras que algunas marcas independientes, como Yotel y Hive, cuentan con sus propios programas.

Ahora también hay otras opciones de alojamiento compacto en algunos aeropuertos de Estados Unidos, incluidos los de Atlanta, Dallas y Filadelfia. Son espacios que van de los 2,7 a los 5,2 metros cuadrados y que puedes encontrar después de haber salido del área de seguridad. Minute Suites y Sleepbox, los operadores de estos espacios, les cobran a los huéspedes por tiempo, desde periodos de 15 o 60 minutos hasta una noche completa. Muchas de las habitaciones de Minute Suites tienen duchas, pero las de Sleepbox no cuentan con baños ni duchas, así que sus huéspedes deben usar las instalaciones del aeropuerto.

La prueba de fuego para todos los microhoteles llegará cuando la economía “se desacelere, aumenten los índices de desempleo, y los viajes por trabajo y por placer se reduzcan”, dijo Jan Freitag, vicepresidente ejecutivo de perspectivas de alojamiento de STR, una firma de investigación hotelera.

Van Stekelenburg dijo que no creía que el atractivo del concepto de los microhoteles fuera a atenuarse pronto. “Veremos iniciativas constantes de empresas hoteleras independientes y establecidas. Me parece que llegaron para quedarse”. (I)